Imaginar lo intangible; capta Blume el sonido

El Curupira es un ser sin forma, cuyo cuerpo se materializa entre el de un hombre y una mujer, y cuya realidad se desdibuja entre la el mito y la realidad de los bosques amazónicos del Brasil. Esta delgada línea que existe entre la fantasía del mundo espiritual y la tangibilidad del nuestro, es lo que el artista sonoro Félix Blume, explora en Curupira. Criatura del Bosque.

Esta instalación que consta de un video documental y una atmósfera de inmersión sonora se exhibe desde hace dos semanas en el Museo de Artes Gráficas (MAG). Su creador, quien viajó al pueblo de Tatuary para grabar este “thriller sonoro”, se presentó el miércoles para hablar sobre este experimento en el que una decena de personas ahondan en la naturaleza para escuchar los sonidos que ahí abundan y, en donde se cuenta, aparece el Curupira.
Para Blume, quien es ingeniero de audio, lo importante es captar la relación que los pueblos mantienen con sus mitologías, con esas historias que conforman su sociedad. Según explicó a Zócalo él fue “uno de los primeros turistas en estar en Tauary”.

“Cuando llegué me encontré con esta mitología tan interesante. La idea principal era llegar a uno de estos lugares sin ideas preconcebidas, con mis micrófonos, solo con la idea de grabar sonidos”.

Llegar a este sitio de la amazonía fue toda una aventura para Blume, igual de grande que captar sonidos. Según explicó a Zócalo, el viaje a la aldea más cercana duraba una hora y media en lancha. Fue alejarse de todo y de todos, pues carecía de contacto con medios de comunicación, un sentimiento de soledad y libertad que se paliaba con la atmósfera de la selva.

“Mi idea fue salir sin tener un tema, sin saber qué buscar. En la escuela te explican qué para hacer las cosas tienes que pensarlas, y yo me tardé 10 años en hacer esto, pero creo que es lo contrario a lo que me enseñaron. Llegué a un lugar sin tener idea de qué lograr, pero también sin obligación de tener algo: no tenía nada qué hacer, pero podía hacerlo todo. Solo grabar sonido y estar ahí”.
Para Blume el estar ahí y encontrarse con esta criatura cuya forma es maleable, tiene una correspondencia con la realidad.

Viaje selvático
Para disfrutar de Curupira, uno puede asistir a la sala oscura del MAG e imbuirse en el video de Blume que, a durante 35 minutos consigue provocar una sensación de extrañamiento por los sonidos selváticos: pájaros y monos, agua que corre y otras notas difíciles de descifrar y que podrían pertenecer a este ente.

La mitología amazónica lo dibuja como un ser antropomorfo más pequeño que un ser humano, cubierto de pelo y con los pies hacia atrás. Su capacidad espiritual lo ha convertido en un protector de los bosques, pero también es atraído por los vicios humanos, ya que se le puede despistar con un tabaco y licor para no ser hipnotizado por él y desaparecer en la densidad vegetal.
Blume apuntó que “lo bello del aspecto sonoro es que te da algunas tonadas pero no te muestra nada, no ves qué es y eso te deja imaginar lo que puede ser tu Curupira, que es diferente a la demás, así como la selva que tampoco se mira. Hay un imaginario base que permite imaginar ambos elementos, pero todo lo que se ve en el video son los habitantes de este lugar y sus emociones, y su tensión ante los ruidos y el cómo cuentan sus historias. A partir de ahí imaginamos la realidad de esos mitos”.

Por Christian García 09/14/2019
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